De esta época nacen algunos de los mejores pintores de la historia. Muchos de estos fueron financiados por la Corona española y se convirtieron en pintores de la corte, como es el caso de Diego Velázquez.
El pintor de la corte de Felipe IV, el pintor de cámara que inmortalizó a la familia Real en su pintura «Las meninas». Oriundo de Sevilla, una de las ciudades más ricas de la época, en la cual descendían las riquezas del nuevo mundo.
Gracias a su puesto, pudo estudiar la colección real y viajar a Italia, donde aprendió de artistas como Caravaggio. Con el tiempo desarrolló una pintura expresiva de pinceladas veloces pero precisas, de gran luminosidad y formato. Uno de los maestros de la pintura universal.
Pintor religioso amigo de Velázquez. Hizo propio el estilo chiaroscuro de pintores italianos, pero dotándolo de una gran fuerza visual y vital. Sus modelos son gente que emana un profundo misticismo, logrando una puesta en escena que logra cierta congoja, a la vez que reflexión ante lo que se vislumbra. Fue el principal artista de la Contrarreforma en España.